domingo, 28 de diciembre de 2014

LA PRIMERA LÍNEA DE COMBATE ACADÉMICO: LOS CATEDRÁTICOS DEL INSTITUTO (1950-1960)


En un escrito de don Eduardo García Rodeja, el director del instituto entre 1937 y 1939, destinado a la Dirección General de Enseñanza Superior y Media informaba de la caótica situación en que se encontraban los institutos masculino y femenino de Málaga en lo referente a su profesorado, enfatizando especialmente acerca del masculino por “adscribirse” al femenino buena parte del mismo. Un año después se denunciaba la incomparecencia de algunos catedráticos del femenino a la hora de tomar posesión de las plazas. Quiere ello decir que ya en 1938 – no en 1943 como es frecuente leer- se había producido una separación de ambos institutos rompiéndose de este modo una larga tradición de enseñanza mixta. Por otra parte los equipos directivos se sucedieron al vaivén de los cambios políticos en una situación de permanente inestabilidad.
Durante la guerra e inmediata postguerra el instituto perdería varios catedráticos muy significativos: don Julio Fernández Ramudo (Matemáticas) asesinado en 1936, don Pedro Armasa Briales (Francés) exilado a Portugal y Francia este mismo año, don José María Martínez Jiménez (Latín) tras la resolución del expediente de depuración al que fue sometido todo el profesorado por el que fue separado definitivamente de su cátedra, don Santiago Blanco Puente (Agricultura) que se trasladó al Instituto Blasco Ibáñez de Valencia siguiendo al gobierno republicano, don Luis Muñoz-Cobo Arredondo (Ciencias naturales) al Instituto San Isidro de Madrid al finalizar el curso 1938-1939, don Feliciano González Ruiz (Filosofía) que se jubiló en 1941, don José Bañares Zarzosa (Geografía e Historia) pasó al femenino y don Alfonso Pogonoski Martín (Literatura). Para cubrir estas vacantes pronto se incorporaron don Santiago Blanco trasladado desde el Instituto Lagasca de Madrid, don Ángel Blázquez Jiménez (Geografía e Historia) depurado con traslado forzoso desde La Coruña, don Remigio Sánchez-Mantero Fisac (Ciencias naturales) tras un corto periodo en el femenino, don Fermín Delmás López (Matemáticas), don Enrique Anaya Padilla (Matemáticas), don Carlos Jesús Mielgo Hergueta (Dibujo), doña Elena Villamana Peco (Lengua y literatura españolas), doña Rosa Caballero López (Matemáticas) y don Francisco López Ruiz (Griego). Al instituto femenino se incorporaron doña María San José Fernández (Lengua y literatura), don José Guerri Núñez (Filosofía), don Clemente Fernández Ruiz (Ciencias Físico-Naturales), don Pedro Sánchez-Mantero Fisac (Ciencias Físico-Naturales) y don Francisco Ruiz Alba (Física y Química). Algunos, tanto del instituto masculino como del femenino, fueron “aves de paso”.

Eduardo García Rodeja, que era el más veterano de los profesores, había nacido en Gerona el 12 de enero de 1891. Estudió en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central entre 1908 y 1915 fecha en la que alcanzó el doctorado con su tesis “El aluminio activado y sus aplicaciones”. Fue profesor auxiliar en el instituto y en la universidad de Valladolid. En marzo de 1916 obtuvo la cátedra de Física y Química en el Instituto de Jerez de la Frontera, trasladándose al de Málaga el 1 de marzo de 1920 tras la muerte de su padre Federico Rodeja Llorca que ocupó esta cátedra en 1918 a la que accedió por permuta con Arturo Beleña Porto. Con anterioridad había ocupado las cátedras de Figueras en 1881, Lérida, Gerona en 1889 y Valladolid el 7 de marzo de 1903. Su hermano Vicente García Rodeja fue también  catedrático de Física y Química en los institutos de Cabra (1914), Oviedo, Pontevedra y Santiago de Compostela. En la década de los 20 don Eduardo ocupó durante varios años la vice-secretaría del instituto, siendo cesado en 1931 por el gobierno republicano. Fue separado de su cargo por el gobierno republicano de Valencia en agosto de 1936 y sometido al proceso de depuración franquista en 1938 fue confirmado en su cargo y se le nombró director del centro que ocupó hasta 1939. Falleció en Málaga el 14 de abril de 1983.
Ángel Blázquez Jiménez nació en Ávila el 23 de mayo de 1895. Bachiller en el Instituto de San Isidro de Madrid en 1911. Entre 1919 y 1924 participó en diversas excavaciones de vías romanas bajo la dirección de don Antonio Blázquez y Delgado-Aguilera. Catedrático de Geografía e Historia en el Instituto de La Rábida el 14 de junio de 1922 y traslado por permuta a Soria ese mismo año; en 1925 al Instituto de Palencia y en el escalafón de 1935 aparece ya adscrito al Instituto de La Coruña. El 4 de noviembre de 1936 se hace efectiva la suspensión de empleo y sueldo tras la propuesta de sanción efectuada por la Universidad de Santiago y en 27 de enero de 1938 se le sancionó definitivamente con traslado a Málaga e inhabilitación para ocupar cargos. Fue director en 1962. Falleció en Málaga el 4 de diciembre de 1980.
Remigio Sánchez-Mantero Fisac nació en Daimiel (Ciudad Real) el 2 de enero de 1892. Siendo alumno de la Facultad de Ciencias fue propuesto y admitido en la Real Sociedad Española de Historia Natural (presentado por la sección de Barcelona) en sesión 4 de marzo de 1914. El 31 de julio de 1929 fue nombrado catedrático de Ciencias naturales. En 1938 quedó adscrito al instituto femenino y ocupó definitivamente la plaza en virtud de concurso de traslado el 2 de abril de 1941. Después pasó al masculino. En 1960 fue nombrado director técnico y profesor de ciencias naturales para el curso 1960-1961 de estudios nocturnos del Instituto de Málaga. Director del instituto en los periodos 1943-1955 y 1958-1962 al ser jubilado el día 2 de enero. Profesor de Filosofía de las Ciencias naturales en el seminario. Falleció en Málaga 10 de mayo de 1974.
Elena Villamana Peco había nacido en Almunia de Doña Godina (Zaragoza) el 27 de diciembre de 1908. Previamente a su traslado a Málaga había sido profesora de literatura en el Instituto de Jaca durante el curso 1933-1934 y luego en el de Haro (Logroño), siendo confirmada en su cargo en 1942 tras el proceso de depuración política que sufrieron todos los funcionarios españoles. El 5 de noviembre de 1941 fue nombrada catedrática de Lengua y Literatura españolas. Falleció, ya jubilada, en Madrid el 24 de mayo de 1995.
Rosa Caballero López nació el 20 de julio de 1915. Catedrática de Matemáticas desde 2 de agosto de 1943; toma posesión en Málaga el 31 de marzo de 1944 y trasladada al Instituto “Tirso de Molina” de Madrid el 14 de junio de 1968 y en octubre de 1973 nuevo traslado a la sección delegada del Instituto Guzmán el Bueno dependiente de Instituto Lope de Vega. Fue secretaria del instituto en 1956-57. Aún vivía en Madrid el 3 de junio de 1998. 
Francisco López Ruiz nació en Málaga el 8 de septiembre de 1908. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid. Fue nombrado catedrático de Lengua griega el 13 de octubre de 1943 con destino en el instituto de Lugo trasladándose después al de Málaga. Fue director en 1962. Don Francisco se ordenó sacerdote el 1 de noviembre de 1959. Falleció en el trágico accidente de Montejaque el 27 de abril de 1966.
Carlos Jesús Mielgo Hergueta nació en Molina de Aragón (Guadalajara) el 16 de junio de 1912. Catedrático de Dibujo en fecha 29 de abril de 1943. Previamente había ejercido su profesión de fotógrafo en su pueblo natal hacia 1930 y en Málaga instaló un estudio fotográfico en la plaza de Uncibay. Director en 1967. Falleció en Málaga el 6 de diciembre de 2001.
Lucas Martínez Tobaruela nació en Begíjar (Jaén) el 2 de septiembre de 1912. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca y en el curso académico 1943-1944 obtuvo por oposición una plaza de profesor adjunto de Lengua latina en instituto. Fue nombrado catedrático de Lengua latina en el instituto de Málaga el 7 de abril de 1951 y su director en los años 1956-1958. Se trasladó al instituto de Santiago de Compostela y luego a los institutos Padre Suárez (1960) y Ángel Ganivet de Granada, siendo al mismo tiempo profesor de latín en la Facultad de Filosofía y Letras. Murió en Granada después de 2002.

Notas: 1) He omitido las biografías de don Santiago Blanco Puente, catedrático de Ciencias naturales y de don Fulgencio Egea Abelenda, catedrático de Filosofía porque ya disponen de entradas propias en este blog.
2) El 7 de junio de 1954 la cátedra de Filosofía fue ocupada por don Luis Artigas Jiménez nacido en Villarquemado (Teruel) el 9 de diciembre de 1924. El 2 de septiembre de 1957 la cátedra, ya vacante, fue ocupada en virtud de concurso de traslado desde el femenino por don Fulgencio Egea. Sólo dos cursos académicos permaneció en Málaga don Luis Artigas, durante los cuales estuvo agregado a la Inspección de Enseñanza Media. Se trasladó al Instituto Eusebio da Guarda de La Coruña en el que llego a ser su director.
3) Aunque el periodo estudiado sea el de 1950-1960 es evidente que no se abre y cierra en ambas fechas. La mayor parte de los catedráticos lo eran con anterioridad a la primera de estas fechas e igualmente ocurre con la segunda.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Reuniones de ex-alumnos

Tratando de ordenar documentación y enseres antiguos, he reencontrado referencias de algunos de los encuentros entre ex-alumnos de los años 50 del Instituto de calle Gaona.

Se trata de cenas que tuvieron lugar el 2/4/88 en el Hotel Guadalmina y el 25/3/89 en el Restaurante La Boucade de Málaga.

Al final de esta entrada  aparecen los accesos a los textos de los discursos pronunciados respectivamente por:

               Félix Muriel Rodríguez
                             y
              Pedro Martínez de la Cuesta

que incluyen también la relación de asistentes a dichas cenas.

Ha sido emotivo para mí volver a recordar estos momentos, así como a los asistentes, algunos de los cuales, lamentáblemente, ya no están con nosotros.

Especial recuerdo me merece a mí nuestro querido amigo y compañero, José Antonio Villegas Alés, de la promoción 1954-60, que nos dejó hace ya 4 años y que era el alma de estos encuentros por su carisma y poder de convocatoria. Emocionado recuerdo también  para el resto de compañeros y profesores que también nos dejaron.

A continuación, los enlaces a los discursos

Discurso cena 02_04_1988

Discurso cena 25_03_1989


miércoles, 22 de octubre de 2014

DON SANTIAGO BLANCO PUENTE (1901-1987), UN "CAMALEÓN" INSTITUCIONISTA


Culto, elocuente, pulcro, educado, elegante, coqueto, reservado. Todo un gentleman que disponía de un fondo de armario espectacular lo que le permitía cambiar con frecuencia de vestimenta. Así era don Santiago. Yo sabía de él por mi madre a quien impartió la asignatura “Agricultura y técnica agrícola e industrial” de 6º de bachillerato en el instituto durante el curso 1933-1934 y fue el presidente del tribunal que me examinó de ingreso el 1 de junio de 1951. En el curso 1958-1959 lo tuve como profesor en Preuniversitario donde nos impartió el monográfico “Biología marina y aprovechamiento de los animales del mar”. Fue un magnífico curso preparado concienzudamente, con un alto grado de sistematización y racionalidad. Como se trataba de un curso sobre una técnica biológica ello significó un reencuentro con su inicial territorio docente. Nos enseñó el mar como medio físico y biológico, la fauna marina y su interés económico, las técnicas pesqueras y las relaciones entre el mar y la alimentación humana. Fuimos vecinos entre 1969 y 1972 en el número 2 de la calle Afligidos. Desde 1942 vivía en un ático construido en la terraza sobre el piso que nosotros ocupamos, el 5º B. Su vivienda era un pequeño museo en el que conservaba parte de la producción pictórica de su padre. En la finca también vivían Purita Ojeda, Félix López de Uralde, Fernando Villarejo de los Campos y Luis Ojeda Villarejo, su mujer Maricheles Artieda Fernández y sus cinco hijos; esta última familia en un dúplex del 5º A.




Don Santiago nació en Madrid el 25 de julio de 1901 y era hijo del pintor, escritor y periodista malagueño José Blanco Coris que a finales del siglo XIX fijó su residencia en la capital. Estudió bachillerato en el Instituto San Isidro y entre 1917 y 1922 la licenciatura y el doctorado en la Facultad de Ciencias –sección Ciencias Naturales- de la Universidad Central de Madrid. Entre 1920 y 1932 se mantuvo en la órbita de la Institución Libre de Enseñanza. En 1920-1921, siendo alumno del último año de licenciatura, asistió al curso  práctico de “Biología animal” impartido por el republicano don Antonio de Zulueta Escolano y en 1922-1923 asistió al Laboratorio de investigaciones físicas de la Junta de Ampliación de Estudios para mejorar sus conocimientos. El 5 de febrero de 1924 fue admitido como aspirante al magisterio de secundaria (sección Ciencias Naturales) impartiendo docencia en el Instituto-Escuela bajo la orientación del catedrático de esta disciplina don Federico Gómez Llueca quién le inculcó el interés por la fotografía y al mismo tiempo que fue colaborador en el curso de “Práctica de mineralogía y geología” dado por el geólogo y paleontólogo republicano don José Royo Gómez en el Museo de Ciencias Naturales. En 1925 obtuvo por oposición plaza de especialista en Ciencias Naturales en la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid y cobraba 156 pesetas mensuales por sus clases en el Instituto-Escuela. 
En 1932 realizó las oposiciones a la cátedra de Agricultura y técnica agrícola e industrial” nombrándosele el 23 de agosto de ese año para ocupar la del Instituto de Teruel y en virtud de traslado, antes que acabara el año, obtuvo nuevo destino en el de Málaga. En 1937, posiblemente siguiendo al gobierno republicano, se encontraba destinado en el Instituto Blasco Ibáñez de Valencia. Así consta en la portada de dos de sus libros editados ese año en Valencia por la editorial Nuestro Pueblo -vinculada al partido comunista y “creada al calor de la lucha contra el fascismo”- en su colección “Biblioteca popular de cultura y técnica”. Las plantas cultivadas y Los animales domésticos fueron sus títulos. En 1936, poco antes del comienzo de la Guerra Civil, formó parte de la Junta dictaminatoria de libros de texto de bachillerato sobre “Técnica industrial agrícola y nociones de economía”. Padeció el proceso de depuración política y una vez resuelto el 16 de noviembre de 1940 se le inhabilitó para sustentar cargos directivos y de confianza. En 1941 estaba destinado de forma provisional en el suprimido Instituto Lagasca de Madrid, aunque adscrito a la nómina del Instituto San Isidro y este mismo año se le destinó nuevamente al Instituto de Málaga. Al suprimirse la enseñanza de la agricultura pasó a ocupar la cátedra de “Ciencias Naturales”. El 5 de abril de 1948 se procedió a la revisión de su sanción y quedó sin efecto la inhabilitación por lo que pudo ocupar la secretaría de la sección de ciencias en el recién fundado Instituto de Estudios Malagueños en mayo de 1948, ser consejero del Patronato “José Mª Cuadrado” del CSIC en 1949 e interventor del instituto malagueño durante varios años. Fue jubilado el 25 de julio de 1971 tras recibir un cariñoso homenaje de compañeros y antiguos discípulos.
Dada su afición a la fotografía en 1948 participó en un concurso de fotografía agrícola convocado por el Ministerio de Agricultura con el lema “Henequén” obteniendo un premio de 500 pesetas y participó en Madrid (1951) en la Exposición de fotografías folklóricas obteniendo premio y diploma. En 1976 se le concedió la Cruz de Alfonso X el Sabio. La perdida de su amigo Carlos Gea García-Rubio en 1981 y su cada vez más quebrantada salud determinó su traslado a Madrid para ser atendido por su hermana Dolores. Allí falleció el 5 de agosto de 1987.

jueves, 4 de septiembre de 2014

MI EXAMEN DE INGRESO

El 1 de junio de 1951 de la mano de mi madre me encamine a la calle Gaona donde iba a sufrir el examen de ingreso. La situación no era completamente nueva para mí pues el 21 de septiembre del año anterior había realizado un examen de características similares para ingresar en el conservatorio. Por el camino mi madre me hablaba del presidente de aquel tribunal que había sido su profesor de "Agricultura y técnica agrícola e industrial", una asignatura del 6º curso de su bachillerato en 1933-1934, cuando el instituto era mixto. Ese presidente del que tan buen recuerdo tenía mi madre era Don Santiago Blanco Puente. Le acompañaban como secretario don Rafael Vela Díaz, profesor de Lengua y literatura española y como vocal el P. Rafael López Espinosa que enseñaba religión, elemento omnipresente en todos los tribunales. La prueba consistió en el siguiente dictado: “Pasado el estupor que produjo el amargo desengaño, en lugar de buscar recurso para salir de aquel trance con el menor desaire posible, entregose de lleno al furor de su despecho y domináronle sus instintos rencorosos y vengativos.” (fragmento de José Mª Pereda, Don Gonzalo González de la Gonzalera, X: Lo que descubrió la feria) y dos operaciones aritméticas, una cuenta de dividir por tres cifras sin extracción de decimales y la operación inversa posiblemente como prueba. La del 9 era desconocida para un niño de 10 años. 
Como puede comprobarse cometí dos faltas de ortografía: en la palabra domináronle (complicada hasta para quien dicta) escribí dominaroles y vengativos con b. Se observa la escasa pericia de la firma.

lunes, 24 de marzo de 2014

LA SEGUNDA LÍNEA DE COMBATE ACADÉMICO: LOS PROFESORES ADJUNTOS DEL INSTITUTO (1958-1959)




La Ley de 26 de febrero de 1953 sobre ordenación de enseñanza media reconoció en su artículo 43 la figura del profesor adjunto como integrante del profesorado oficial, junto a los catedráticos numerarios, los profesores especiales (lenguas modernas, enseñanzas artísticas, trabajos manuales, Formación del espíritu nacional, Educación física, Enseñanza del hogar) y los profesores ayudantes auxiliares de la enseñanza práctica. Las funciones de estos profesores adjuntos se recogían en el artículo 46 que decía: “tendrán por misión coadyugar a la labor de los catedráticos numerarios, sustituirlos en los desdoblamientos de clases, en las ausencias y en las vacantes”. La denominación no era nueva, pero adquiría esta figura docente un nuevo estatus jurídico. En realidad ya en un decreto de 1939 que desarrollaba la base XIII de la Ley de 20 de septiembre de 1938 de reforma de la enseñanza media contempló al profesor auxiliar adjunto y en un nuevo decreto, éste de 1942, la figura quedó reducida a la de profesor adjunto “cuya misión, aparte de las suplencias, sería colaborar asiduamente, bajo la dirección del catedrático respectivo, en las tareas de cátedra”. Este proceso cuncluyó el 1 de enero de 1958 cuando se cerró con carácter definitivo el escalafón nacional de profesores adjuntos de institutos y por decreto 21 de marzo de 1958 se constituyó el Cuerpo de Profesores Adjuntos Numerarios de Institutos Nacionales de Enseñanza Media.

En el Instituto femenino Vicente Espinel quedó integrado el siguiente profesorado: Manuel Bonachera Arias (n. 1900) en Matemáticas, Amalia de Miguel y Miguel (n. 1911) en Italiano, José Ruiz Fernández (n. 1916) en Filosofía, Valentín Aldeanueva Salguero (1914-2000) en Matemáticas, Antonio García de Sola (n. 1891) en Matemáticas, María Concepción Serriere Cruz-Ulloa (n. 1897) en Francés, María Victoria Ocón Rodríguez (n. 1902) en Alemán y María Teresa Huelin Vallejo (n. 1912) en Inglés. Todos tomaron posesión de sus plazas el día 4 de octubre de 1958. Don Valentín Aldeanueva cesó el 30 de septiembre al pasar por traslado al instituto masculino e impartió ya ese año el curso monográfico de matemáticas al Preuniversitario.

En el caso del Instituto masculino Nuestra Señora de la Victoria a algunos de los profesores que se integraron se les reconoció una gran antigüedad, tales como Fernando Casal Soto, Adolfo de la Torre Bonifaz y Esteban Cebrián Sáenz; otros desde los años 40 María Godoy Rosado y Emilio Jiménez Souvirón. A Francisco Báguena Novella, Juan Cutillas Fuentes y Francisco de Asís Fortuny Ramos se le reconoció una antigüedad de fecha posterior a la proclamación de la ley.

Fernando Casal Soto nació el 30 de enero de 1889 en Jerez de la Frontera (Cádiz). Ya en 1915 intentó opositar a cátedra de francés del instituto de Soria. Como profesor adjunto de instituto (Francés) se le reconoció una antigüedad al 30 de noviembre de 1921. En 1930 está en Jerez de la Frontera, sigue el 31 de agosto de 1937 (presencia la incautación de libros) Pertenece al batallón Miliciano de Jerez (derecha). En marzo de 1963 hay constancia de haber ya fallecido
Adolfo de la Torre Bonifaz nació en Málaga el 11 de diciembre de 1894. Licenciado en Medicina. Médico de profesión que formó parte de la Junta directiva Colegio de Médicos en 1920 y 1921. En la calle Bolsa 8 tenía un establecimeinto dedicado a la gimnasia, masajes, esgrima y duchas (constatado entre 1925-1930). Como profesor adjunto de instituto (Educación Física) se le reconoció una antigüedad al 27 de marzo de 1935. Falleció en junio de 1964
Esteban Cebrián Sáenz nació en Málaga el 7 de mayo de 1899. Licenciado en Filosofía y Letras. Auxiliar numerario en 1939. Como profesor adjunto de instituto (Filosofía) se le reconoció una antigüedad al 1 de octubre de 1934. Por Orden 4 de mayo de 1939 fue confirmado en su cargo tras el expediente de depuración política. Archivero-Bibliotecario de la Diputación Provincial de Málaga. Por Orden 12 de abril de 1956 fue nombrado vocal del patronato coordinador de Bibliotecas de Málaga. Murió en Málaga el 27 de febrero de 1989
María Godoy Rosado nació en Málaga el 10 de mayo de 1900. Licenciada en Ciencias (Sección Químicas). Como profesora adjunta de instituto (Física y Química) se le reconoció una antigüedad al 21 de enero de 1942. Falleció en Málaga el 20 de octubre de 1986
Valentín Aldeanueva Salguero nació en Torija (Guadalajara) el 14 de febrero de 1914. Fue nombrado profesor adjunto de matemáticas del instituto femenino de Málaga en enero de 1945 y un año después también obtuvo la cátedra de Álgebra en la Escuela de Peritos Industriales. En ella ocupó los cargos de secretario, interventor y subdirector en1964. En 1958 quedó integrado en el Cuerpo de Profesores Adjuntos Numerarios de Institutos Nacionales de Enseñanza Media con destino en el Instituto Vicente Espinel, pasando por traslado en octubre de ese mismo año al instituto masculino. Como profesor adjunto de instituto (Matemáticas) se le reconoció una antigüedad al 31 de enero de 1945. En 1960 obtuvo una plaza de profesor adjunto en la Escuela de Maestría Industrial. En 1979 quedó integrado en el Cuerpo de catedráticos de Escuelas Universitarias, pero hubo de abandonar, por incompatibilidad, sus restantes puestos docentes. Falleció en Málaga el 6 de mayo de 2000.
Emilio Jiménez Souvirón nació en Málaga el 2 de julio 1889. En el instituto ocupó cargos docentes (ayudante numerario de idiomas) y administrativos (jefe de negociado de 2ª clase) ya en la década de los años 30. En agosto de 1936 el gobierno de Valencia lo separó de su cargo, pero pasó a formar parte nuevamente del equipo directivo como secretario desde 1939 y propuesto de forma casi continua hasta su jubilación. Como profesor adjunto de instituto (Francés) se le reconoció una antigüedad al 14 de mayo de 1946. Murió en Málaga el 15 de febrero de 1960
Francisco Báguena Novella nació en Teruel el 29 de marzo de 1904. Licenciado en Filosofía y Letras (Sección Historia) (1929-1931) En 1931 (está vacante Málaga en junio, en noviembre ocupada) ya pertenecia al Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos con destino en el Archivo de la Delegación de Hacienda de Málaga. Profesor en la Academia “El Doctor Angélico” en los años 40. En 1955 se le nombró Director de la Biblioteca Pública de Málaga y de la Casa de la Cultura y por Orden 12 de abril de 1956 fue nombrado secretario del patronato coordinador de Bibliotecas de Málaga. Como profesor adjunto de instituto (Latín) se le reconoció una antigüedad al 25 de septiembre de 1953. Fallece en Málaga el 26 de agosto de 1986
Juan Cutillas Fuentes nació en Arjona (Jaén) el 9 de julio de 1900. Licenciado en Ciencias (Sección Ciencias Exactas). Enseñó Ciencias naturales en el Instituto de Cuevas de Almanzora (Almería) en 1932. Como profesor adjunto de instituto (Matemáticas) se le reconoció una antigüedad al 6 de diciembre de 1955 con destino provisional en Instituto de Málaga. Destino definitivo lo octuvo en el Instituto de Córdoba en 1962
Francisco de Asís Fortuny Ramos nació 21 de diciembre de 1891. Alcanzó el grado de Profesor Mercantil en Barcelona en 1911 con sobresaliente y premio extraordinario y el de Contador Mercantil en 1912. En 1920 ya era catedrático de Inglés en la Escuela Superior de Comercio de Málaga. En 1956 obtuvo por oposición una plaza de profesor de la Escuela de Peritos Industriales. Como profesor adjunto de instituto (Inglés) se le reconoció una antigüedad al 6 de diciembre de 1955. Su fallecimiento debió producierse entre el 24 de marzo de 1973 y el 28 de junio de 1981

domingo, 16 de marzo de 2014

EL TOSCO

Dicen, que con los años, cada vez precisamos dormir menos. Yo creo que es porque uno se va convirtiendo en más crítico de si mismo. Primero, recuerdas lo que querías hacer y no hiciste, y eso te impide conciliar el sueño. Luego, analizas aquello que hiciste y no debías haber hecho y eso no te deja dormir.

La historia que hoy cuento - y en la que mi intervención, no me hace sentir demasiado satisfecho - es la de Don Ángel. Era catedrático de geografía en el instituto Gaona de Málaga, y aunque su nombre de pila es el que acabo de expresar, todos los alumnos, no importa de que curso, le conocían como “El tosco”.

Este alias, que aprendías a los pocos días de entrar de “pipiolos”- como eran llamados despectivamente los alumnos de primer año - pasaba generación tras generación de estudiantes, pronunciándose a veces en su presencia y, desde luego, en cuanto volvía la espalda. Esto era así, ya que Don Ángel estaba más sordo que una tapia y si no miraba fijamente a la cara de su interlocutor, no sabía, a ciencia cierta, que es lo que este, estaba diciendo.

Viudo desde hacía años, vivía con su hija - también profesora - que cuidaba de él, y que incluso en público, le hacía objeto de frecuentes regañinas, por su poco cuidado aspecto, en donde su camisa arrugada, alguna mancha en la chaqueta y los bolsillos repletos de toda clase de papeles, eran las características de Don Ángel.

Contaban que tras la guerra civil, había sido “depurado” por sus ideas democráticas, y esto - aún sin habérsele achacado nada delictivo - le llevó aparejado la postergación en muchos puestos en su escalafón de funcionario y un destino de castigo, en una isla del archipiélago canario, hasta que a principios de los años cincuenta, perdonados por el ministerio - aunque no olvidados - sus pecados liberales, pudo regresar nuevamente a la península, obteniendo plaza en la ciudad andaluza.

El tosco”, a partir de entonces, aprendió a hablar sin decir nada, y sus más atrevidas frases en política - cuando en su asignatura había de referirse al sistema – eran aludir a él como “el régimen nacional sindicalista, analítico sintético”, diciendo las dos últimas palabras con un hilo de voz y mirando la puerta siempre lo hacia, no fuese que alguien escuchase fuera.
Y conste, que su agudeza era mucha, aún recuerdo una de las frases que más me hicieron pensar y que con el tiempo me convencieron de lo lúcido de su pensamiento. “Las cuatro grandes potencias – afirmaba refiriéndose al reparto de poder tras la guerra mundial – son tres, Estados Unidos y Rusia."

Su apodo se debía - además de a su aspecto - a lo brusco y desabrido de sus maneras, en gran parte motivadas por el defecto físico de su sordera que le hacía desconfiar de todo el mundo, y la verdad es que - al menos por lo que concernía a los alumnos - no le faltaba razón.


Una de las bromas con las que solíamos reírnos del pobre hombre, era la petición de salida de clase. Consistía el asunto, en que uno de los escolares se dirigía a él y, sin mirarle directamente a la cara y haciendo gestos exagerados de no poder aguantar las ganas de orinar, le decía en voz queda: Don Ángel, ¿me da usted permiso para ir a cagarme en su padre...?

El profesor, guiado más por lo que veía que por su oído, e interpretando la petición por los gestos, respondía complaciente - Si hijo, ve, pero no tardes demasiado. La carcajada era general y aunque intuía que algo había sucedido, la angelical cara del alumno que tenía delante, le dejaba sin argumentos.

No obstante, incluso en aquellos años las ciencias adelantaban que era una barbaridad, y un buen día apareció nuestro hombre en clase, con un moderno audífono.

El aparato, último grito en la época, era un armatoste del tamaño de una caja de puros, que llevaba Don Angel colgado del cuello y del que salía un indiscreto cable negro acabado en un auricular tipo teléfono, que se prendía - a su vez - a unos de sus pabellones auditivos.

- ¡Tecnología alemana...! - gustaba decir su dueño mientras lo palpaba orgulloso. No obstante, debía ser tecnología de primera generación, porque era raro el día, que en uno u otro momento no se estropeaba. Pese a todo y por si las moscas, la “bromita” del permiso para salir a orinar, dejó - por elemental prudencia - de gastarse.

Pero ¿que no serán capaces de urdir treinta diablos de catorce años? Al poco, el pobre Don Ángel sufría de una nueva modalidad de broma.

Con la clase en silencio, uno de nosotros - previamente designado por sorteo - se dirigía al profesor, que preguntaba, con su tradicional hosquedad, que deseaba.

El alumno, comenzaba entonces a mover los labios como si hablase, aunque en realidad no decía nada. Don Ángel, achacando el no oír a un defecto del aparato, empezaba a trastear este, y a subir el volumen. Cuando el mando de audición estaba al máximo, el escolar, con toda la fuerza de sus pulmones expresaba su petición, dejando - y ahora por exceso - a Don Ángel, sordo del bocinazo. La carcajada era de antología, y para colmo, aún había de aceptar las disculpas que el alumno - en tono compungido le ofrecía - achacándose todo, a un fallo del audífono.

Y así, fueron pasando los años, y entre bromas y sustos - los días en que nos descubría - llegó el momento de su jubilación. El instituto le ofreció una placa y le brindó un homenaje en el que no faltaron los discursos. Entre otros el del profesor de Formación Política, que se las daba de orador, y que prodigó frases como, “servidor de la patria”, “deber cumplido”, “español insigne” y otras de idéntica factura…Don Ángel - mi entrañable “tosco”- asistió al acto en silencio, y sin enterarse absolutamente de nada, porque aquel día - sospecho que intencionadamente - había olvidado en casa su sonotone.